De vender bingos a recibirse de abogado: la emotiva historia de un salteño de 51 años

- SALTA

De vender bingos a recibirse de abogado: la emotiva historia de un salteño de 51 años
De vender bingos a recibirse de abogado: la emotiva historia de un salteño de 51 años

Carlos Correa es de Rosario de la Frontera. Comenzó la carrera en el año 2000, pero la abandonó por falta de trabajo. Se levantaba a las 4:30 de la madrugada para estudiar antes de despertar a sus hijos de 9 y 11 años.

Carlos Correa tiene 51 años, es de Rosario de la Frontera, y logró un sueño que parecía imposible: se recibió de abogado mientras vendía cartones de bingo en la calle para mantener a sus dos hijos. Su historia de esfuerzo, fe y superación fue compartida porFestivaleros Salteñosy hoy inspira a miles. 

Durante años,Carlos estudió abogacía mientras trabajaba como vendedor ambulante en la esquina de 20 de Febrero y Figueroa Alcorta.Se levantaba a las 4:30 de la madrugada para estudiar antes de despertar a sus hijos de 9 y 11 años, llevarlos a la escuela y salir a trabajar. 

"Nunca hay que bajar los brazos. Soy creyente y sé queDios me ayudó muchísimo. Por supuesto, yo hice mi parte y me esforcé un montón, y estoy muy orgulloso de eso.A mis hijos les enseño que para triunfar en la vida hay que trabajar y estudiar", contó Carlos aTN.

Un sueño postergado por años

Carlos había comenzado la carrera deabogacíaenTucumánen el año 2000, pero debió abandonarla por falta detrabajo. Regresó a Salta para ayudar a su padre con el negocio familiar. Luegonacieron sus hijos y la vida le cambió por completo.

Años después,tras un divorcio y el cierre del negocio, volvió a empezar desde cero. Estudió desde el celular hasta que un amigo le prestó una computadora.Con esa ayuda, pudo terminar sus estudios. "En el último examen me saqué un 5. No es una buena nota, pero me alcanzó para recibirme con un promedio de 6", contó con orgullo. Un ejemplo real de lucha y fe

Aunque todavía no sabe a qué rama del Derecho se dedicará, y su situación económica sigue siendo difícil -necesita arreglos en su casa y no tiene heladera-, Carlos está convencido de que este título le abrirá nuevas puertas. 


"El título ahora me va a servir para ponerlo en el currículum y poder conseguir un trabajo en blanco. Por suerte, a mis hijos no les falta nada", cerró emocionado.

Carlos Correa es la prueba viva de que los sueños, aunque se posterguen, pueden cumplirse con fe, sacrificio y amor.



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