En términos generales, hay pocas celebridades que perdían el temor a posicionarse política y socialmente durante los últimos gobiernos, ya que la práctica “apolítica” era un lugar seguro en donde nada corría riesgo. Sin embargo, es una práctica que se volvió cada vez más habitual.
Lali Espósito, Wos, Dillom, Taylor Swift y Rosalía forman parte de la “nueva generación” de artistas tanto argentinos como internacionales que utilizan los escenarios y las redes sociales con el objetivo de ser actores activos en un contexto de gran debate público en términos sociales, medioambientales y políticos.
Cada uno a su modo: algunos más combativos y otros más sutiles, pero siempre generando debates y contrapuntos.
Es cierto que hay música que históricamente surgió de procesos y escenarios históricos, aunque la visibilidad que genera esta época lleva esa opinión a ser un poco más revolucionaria.
Uno de los posicionamientos icónicos que marcó esta época fue el de Taylor Swift, que rompió el silencio político en 2018 cuando apoyó al candidato demócrata al Senado por Tennessee. Además, en 2020 respaldó al actual presidente estadounidense Joe Biden y criticó a su entonces rival Donald Trump en su documental “Miss Americana”, hitos que iniciaron una ola swiftie contra el republicano.
A nivel local, el cruce más reciente entre Lali Espósito y el presidente Javier Milei comenzó con la primera intervención de la cantante un mes después de las PASO en el canal de streaming OLGA, donde dijo: “Uno es la historia que tiene y yo crecí en una casa en la que la historia de nuestro país y lo que pasó en nuestro país estaban presentes. Es imposible en este momento no expresarme como ser social. En un tuit o ahora, que estamos hablando de esto”.
Luego, la cantante ofreció un canal de comunicación por fuera del chicaneo en redes sociales con el Presidente de la Nación y no recibió ningún feedback.
Otra artista de las que causó gran impacto fue Rosalía, que en 2019 tuiteó: “Fuck Vox”, y fue el comienzo de un posicionamiento público que la cantante sostuvo en distintas oportunidades contra el partido de ultraderecha español.
Por otro lado, lo hizo el argentino Wos, arriba de un escenario, en octubre de 2023: “No rancheo con los gatos ni me abrazo a un pato”, aludiendo a la alianza política entre Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich.
También fue el caso de Dillom, quizás alguien que no tiene aún la misma relevancia que el resto de los repasados, pero que en uno de sus shows expresó: “A Caputo en la plaza lo tienen que matar” (en referencia al ministro de Economía) y fue respaldado por otro artista de gran envergadura como Andrés Calamaro.
Por último, no hay que olvidarse de otros posicionamientos históricos, como el caso de Leonardo Di Caprio y su voz siempre firme contra el calentamiento global, se ven en los últimos años nuevos y más artistas que se expresan en este mismo sentido: es el caso de la banda Coldplay, que decidió hacer sus últimos recitales sólo con materiales reciclables para minimizar el impacto medioambiental, o el del actor Joaquin Phoenix, famoso por su rol en “The Joker”, que participa de tantas manifestaciones en Estados Unidos contra la industria ganadera y a favor del veganismo.
Esta idea abre una pregunta que circula en espacios de trabajo, entre amigos y en redes sociales, una pregunta que permanece abierta y refracta, una y otra vez, nuevos debates. ¿Debe un artista tomar una postura pública en torno a determinado tema que hay en debate en la opinión pública? ¿Qué pasa con quienes eligen no hacerlo? ¿Qué costo profesional pagan quienes deciden tomar una posición y quienes optan por dedicarse sólo a hacer arte?
