El problema empezó a crecer en los barrios hace un tiempo, y no tardó mucho en volverse una epidemia. El drama se llama Pedra (”piedra” en portugués), y llega desde Brasil inundando las ciudades de Misiones que están cerca de las fronteras.
Es una droga extremadamente barata y adictiva, una mezcla del residuo de la producción de la cocaína, mezclada con otras sustancias. Muchos le dicen “el crack brasileño”.
Los consumidores no necesitan demasiado para volverse dependientes, y el drama se traslada de inmediato a sus familias y a sus barrios. Centenares de madres ven a sus hijos convertirse en espectros. La droga es muy barata, y la adicción los obliga a múltiples consumos en un día.
En la desesperación por la próxima dosis, todo es moneda de cambio. Ropa, muebles, un kilo de pan. Los robos se vuelven habituales dentro de las propias familias, y los barrios se convierten en una tierra de zombis donde la venta y el consumo se hacen a la vista de todos, a plena luz del día.
La velocidad a la que Pedra avanza hizo que rápidamente llegara a ciudades del interior de Misiones, y además de un problema de salud pública, se fue volviendo también un problema de seguridad. Los vecinos que viven en los barrios en los que vagan los zombis de Pedra, también son las víctimas de sus robos.
Una droga barata y adictiva
El valor de la dosis, tal como es el paco, es sumamente bajo: 100 a 200 pesos. Su ingreso a la provincia se dio por Puerto Iguazú, pero hoy en día avanzó de tal forma que ya se detecta en otras localidades como Puerto Esperanza, Puerto Libertad, Eldorado, Puerto Piray, Montecarlo, Andresito, San Antonio, Bernardo de Irigoyen y San Pedro.
Suele fumarse en pipa y se vende en dosis pequeñas. El efecto que produce es totalmente dañino y hasta el momento se desconoce si existe un foco de producción en Argentina.
De acuerdo al Departamento Municipal de Conductas Adictivas, el 80% de los jóvenes y adultos que hacen consultas son por adicciones a la pedra.
Según los especialistas, la droga genera 10 veces mayor placer que la que se siente al consumir cocaína. El efecto que tiene es casi instantáneo y muy adictivo, pero dura muy poco. Esto los lleva a que vuelvan a consumir. El promedio de consumo suele ser 20 dosis por día, detallan medios nacionales.
Un ejemplo extremo de esto puede ser el caso de un vecino de Iguazú que encadenó a su hijo dentro de una habitación para evitar que saliera a delinquir para volver a tener dinero para más dosis.